Cayendo en el olvido, en el vacío;
aire, viento, aullidos de la nada,
se oía, aterrador aquel sonido
de angustia, de alma, de frialdad velada.
"Dime, te escucho", atendía el oído,
Voces que sonaban en la penumbra helada;
eco infantil de llanto dormido,
viento mortal que su canción cantaba.
Olor de rancio musgo sobre mármol,
cruces, ángel de piedra, letras grabadas
marcaban el lugar de su reposo,
y la tierra( la madre) lo acunaba.
Al abrigo del sagrado árbol,
lanza perfecta de formas elevadas,
a su sombra, durmiendo perezoso;
hacia Dios con la noche se elevaba.
Enhorabuena por el blog; muy romántico. Espero que, a pesar de las apariencias, no sea demasiado monotemático. Muacks.
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